La mezcla es el concepto creativo que más cuesta dominar cuando pinchas, es un arte que puede costar años si quiera empezar a comprender. Los foros y las redes sociales están llenas de preguntas acerca de los trucos o las distintas técnicas que existen para mezclar dos o más canciones.
Pero quizás la parte que menos se tiene en cuenta es la que tiene que ver con el volumen, con el paso del tiempo y después de mezclar y mezclar y volver a mezclar te darás cuenta de que el volumen en la mezcla es tan importante como la propia mezcla.
En este artículo analizaremos en profundidad la importancia que tiene el volumen en la sesión del DJ y las distintas formas que hay de aplicarlo.
El Master
Es el volumen central de la mesa de mezclas, generalmente la compone uno o dos faders que están bien diferenciados dentro del diseño del mixer para evitar confusiones. En los controladores o en los dispositivos más pequeños suele ser un knob de mayor tamaño del resto cuya única función es aumentar o disminuir el volumen general del dispositivo.
La regla sagrada del Master en la mezcla es, cuanto menos lo toques mejor. Subir o bajar rápidamente el Master da sensación que el DJ no sabe realizar su trabajo. Lo normal es mantenerse en un valor fijo y subir o bajar poco a poco para que el público no note cambios bruscos en cuanto al sonido.
Trabajar en rojo o clipear como ya explicó muy sabiamente Fabrizio Castillo en su post Cómo pinchar con un mixer de DJ y una mesa de directo es una decisión totalmente errónea. Lo ideal en estos casos es que todo el sistema (mixer, amplificador o etapa de potencia, etc.) compartan la carga de sonido para que no sea sólo el mixer de DJ el que desempeñe esa crucial labor y mantener siempre el master en verde o como mucho en amarillo pero que jamás de los jamases llegue a rojo.
Fader de canal
El fader de canal es el que va más a afectar al volumen en tus mezclas, yo considero que la mezcla comienza desde el momento que subes el siguiente fader. Por eso es tan importante hacerlo a tiempo para que el bombo, la vocal o cualquier otra parte de la canción entre en el momento adecuado con respecto a la canción que ya está sonando.
Aquí vuelve a imperar la idea de cuanto más suave sea la aplicación del volumen mejor, personalmente no me gusta mezclar el siguiente tema con el volumen a tope. Siempre lo suelo dejar un poco más retrasado para que la mezcla evolucione poco a poco y no te encuentres de manera sorpresiva con el siguiente tema.
Por eso es vital que el fader esté en buenas condiciones, que no esté lleno de suciedad, de polvo o peor aún de líquidos o cenizas de cigarro, muy habitual en las cabinas de los clubs. Un fader que no esté limpio provocará repentinos cortes de volumen y eso se notará de manera brutal al realizar la mezcla.
El movimiento del fader con los dedos debe de ser de tal precisión que en ocasiones es posible que tengas que utilizar hasta tres dedos e incluso más dependiendo de tu habilidad. El pulgar para tocar la parte baja del fader y el índice y el medio para rodear suavemente el extremo superior del mismo. De manera que la subida y la bajada estén siempre controladas al milímetro.
Como consejo final y aún a riesgo de repetirme, jamás empieces la mezcla con el volumen al máximo. Es preferible empezar desde cero y subir poco a poco siempre que la longitud del tema lo permita antes de encontrarte con las típicas mezclas de gente que no tiene ni idea que se creen que la mezcla comienza cuando los dos tracks están al mismo volumen. Una buena mezcla se caracteriza entre otros factores porque el público no se percata de que realmente los dos temas están mezclados y el volumen en ese aspecto es fundamental.
La ganancia
Este elemento fundamental es cada vez menos habitual en los controladores de gama baja y eso está llevando a muchos DJs que empiezan a pensar muy erróneamente que es una funcionalidad que no es necesaria.
Incluso he escuchado opiniones acerca de que con el dominio actual de la electrónica en las pistas de baile y con la ridícula pelea que tienen casi todos los productores por comprimir sus temas al máximo para que estos se escuchan al mayor volumen posible, la ganancia ha perdido todo el valor que tenía hasta hace pocos años.
Déjame decirte que este planteamiento no se sostiene bajo ninguna circunstancia, la ganancia es una forma muy inteligente de aplicar cambios de volumen casi imperceptibles para afinar y ajustar el volumen general de la mezcla.
La manía que tienen muchos DJs de activar el Auto Gain en las aplicaciones para pinchar ha hecho que deleguemos en el software esta importantísima tarea. Lógicamente el programa lo hace perfecto desde el punto de vista matemático, determina un valor en una canción e iguala ese mismo valor en la siguiente. Sin embargo, el oído humano es el único capaz de discernir si realmente el volumen al que suene un track es el indicado para el mix y déjame que te diga amigo que en esta tarea el único que realmente lo puedo hacer medianamente bien eres tú y tu oído.
Otro factor determinante en la ganancia es que si el mixer o el producto en el cual está instalado es del tipo Kill, es decir que si cuando bajo totalmente la ganancia el volumen se corta o sigue escuchándose la canción aunque sea mínimamente. Este asunto aunque pudiera ser baladí, es un tema espinoso que puede llevar a confusión a más de un DJ.
Como he dicho, la ganancia sirve básicamente para realizar ajustes muy precisos en el volumen, si de repente quiero silenciar poco a poco la pista en un momento determinado y el volumen no llega a bajarse del todo. Este hecho puede provocar en primer lugar la desconcentración total del DJ y en segundo que se junten dos canciones en un momento en el que no están mezcladas o que simplemente coincidan dos partes que jamás se llegarán a escuchar bien juntas ya sea por la fisonomía del tema, por la instrumentación que utiliza en ese momento o cualquier otra circunstancia.
Conclusión
Si dominas las distintas técnicas de mezclas y no tienes en cuenta el volumen, te puedo asegurar que te queda un largo camino por recorrer. La clave es ser tan precisos y milimétricos como un cirujano y manejar tanto la ganancia como el fader de forma inteligente, utilizando cada cual en el momento oportuno.
Obsesiónate con que los demás no aprecien los distintos cambios de volumen que deberás aplicar necesariamente durante la mezcla, para ello lo mejor es grabarse continuamente y escuchar tus propias sesiones. Sé muy autocrítico y repasa hasta la saciedad tus mezclas, cuenta con la opinión de personas de tu confianza y practica y practica y vuelve a practicar. El concepto es fácil de entender pero la puesta en práctica de la idea es harina de otro costal.